lunes, 14 de diciembre de 2009

Mamíferos emblemáticos del estado Guárico

Los mamíferos son animales vertebrados al igual que los anfibios, los reptiles, las aves y los peces. Se diferencian de estos otros al tener pelos en la superficie del cuerpo. En la mayoría de los mamíferos, pero no en todos, las hembras poseen mamas con las que alimentan a sus crías.
Los mamíferos descienden de los reptiles. No aparentamos parecernos mucho porque los mamíferos surgieron hace unos 195 millones de años. Aunque es posible que las dos ramas se hayan separado mucho antes que eso, porque no eran los mismos reptiles de los que descienden los reptiles de hoy en día. En aquel entonces los reptiles dominaban el mundo, y nosotros éramos pequeñas musarañas. Con el transcurso del tiempo cada grupo evolucionó en diferentes direcciones, ellos se volvieron más chiquitos y nosotros más grandes.
Las 4.500 a 5.000 especies diferentes de mamíferos que viven hoy en día se estudian en grupos. Estos grupos se basan en las semejanzas y diferencias entre las especies. Lo cual ocurre debido al linaje de la evolución o parentesco entre ellas. En el estado Guárico existen.
Báquiro Cachete Blanco (Tayassu pecari)
Cachicamo Sabanero (Dasypus sabanicola)
Chigüire (Hydrochaeris hydrochaeris)
Cuspa (Cassous unincinctus)
Danta o Tapir (Tapirus terrestris)
Lapa común (Agouti paca)
Manatí (Trichechus manatus)
Mono Araguato (Alonatta seniculus)
Murciélago de Morichal (Eumops maurus)
Murciélago Pescador (Noctilio leporinus)
Murciélago Vampiro Común (Desmodus rotundus)
Oso Palmero (Myrmecophaga Tridactyla)
Piicure o Acure (Dasyprocta leporina)
Ratón Colicorta o Ratón Sabanero (Zygadontomys Brevicauda)
Tigre Mariposo (Panthera onca)
Venado Caramerudo (Odocoileus virginianus gymnotis)
Baquiro Cachete Blanco (Tayassu pecari).

Su coloración dorsal es negra a parda muy oscura, uniforme; pelos con o sin bandas. Pelaje largo, disperso y tieso. Cabeza muy ancha, alta y gruesa, con una crin de pelos negros, largos y erizados en el tope; rostro alargado y terminado en un hocico negro; cachetes y labio inferior blanco puro a crema. Orejas pequeñas, puntiagudas y paradas. Manos y patas negras. Cola muy corta. Vientre de color similar al dorso, pero algunas veces son blancos hasta la parte interna de las extremidades.
Los báquiros son de hábitos diurnos y nocturnos, terrestres, gregarios. omnívoros. Forman grupos o piaras de 40 a 200 individuos. En los llanos venezolanos se les puede encontrar en el extremo oeste. Viven en la vegetación boscosa rala o densa, media a alta, en el sotobosque abierto o intrincado, cerca de cursos de agua, en zonas bajas y húmedas; duermen bajo raíces. Habitan en el bosque siempreverde, bosque submontano, bosque montano y bosque altimontano. Se alimentan de una gran variedad de frutos, semillas, nueces de palmas, raíces, hojas de gramíneas y hierbas, así como de carroña, gusanos e insectos, huevos de aves y tortugas, culebras, lagartijas y hasta sapos.
El báquiro cachete blanco, a diferencia del báquiro de collar es menos común y más difícil de observar, siendo sus piaras más numerosas y dispersas. Se mueve en grandes áreas en busca de alimento, volviendo regularmente a la misma zona pero de manera imprevisible. Remueven mucho la hojarasca y el suelo para buscar su alimento, y dejan senderas muy pisoteados y anchos cuando pasan de un sitio a otro. Asimismo, emiten un fuerte olor diferente al del báquiro de collar. Tienen fama de agresivos, pero escapan estrepitosamente ante la presencia humana, siendo por el contrario un poco cegatos, ya que pasan al lado de una persona inmóvil sin darse cuenta de ella. En general, cuando la piara se siente nerviosa hace un gran alboroto, emitiendo chillidos y chasquidos repetidos con los dientes, que pueden ser oídos a gran distancia.
Su condición natural es escasa. Esta especie de hábitats boscosos, zonas bajas y altas, está presente en cuatro biorregiones del país. Su tamaño poblacional es alta, siendo su condición relativamente estable en las biorregiones donde se encuentra. Sin embargo, se trata de una especie sometida a una gran presión de cacería, pudiendo llegar a ser Vulnerable en el Lago de Maracaibo y con poblaciones muy reducidas localmente. A nivel internacional esta especie se encuentra incluida en el Apéndice II de CITES.





Cachicamo Sabanero (Dasypus sabanicola).

Esta especie es endémica de los Llanos de Venezuela y Colombia, con una distribución restringida a áreas cubiertas por sabanas. Está incluida en la categoría “Menor Riesgo, preocupación menor”, en el Libro Rojo de la Fauna Venezolana, debido a la fuerte presión de cacería de subsistencia ejercida sobre esta especie. Ojasti comenta al respecto que, probablemente, sea la pieza de cacería más frecuente en la dieta del llanero. Adicionalmente, es usual escuchar anécdotas, refranes populares e interpretaciones musicales donde el cachicamo sabanero es el protagonista.
Debido a que ha sido utilizado como modelo inmunológico en el desarrollo de la vacuna contra la lepra, el Ministerio del Ambiente y los Recursos Naturales Renovables prohibió la cacería de todas las especies pertenecientes a la familia Dasypodidae en Venezuela (Resolución 430, noviembre de 1983). El cachicamo sabanero podría ser adoptado como un símbolo para representar la relación entre la fauna silvestre y la investigación biomédica en el país.
Chigüire (Hydrochaeris hydrochaeris).

Esta especie es considerada en la categoría “Menor Riesgo, dependiente de conservación” en el Libro Rojo de la Fauna Venezolana. Su distribución abarca desde Panamá hasta Uruguay y noreste de Argentina, al este de la cordillera andina. En Venezuela, están presentes dos sub-especies: H. h. hidrochaeris, distribuida en toda la cuenca del Orinoco, lago de Valencia y región de Barlovento, e H. h. isthmius, que se encuentra en el lago de Maracaibo y el sistema Coriano.
Su carne ha sido muy cotizada desde la época colonial, particularmente en la Semana Santa, cuando se utiliza para reemplazar la carne roja durante el ayuno que acompaña a las celebraciones religiosas. Adicionalmente, los perros domésticos alejados de poblados, que forman jaurías salvajes, se han convertido en los principales depredadores “silvestres” del chigüire, reemplazando al yaguar y al caimán, cuyas poblaciones prácticamente han desaparecido de los Llanos. Estos perros salvajes pueden representar 51% de la mortalidad observada en una población. De controlarse su cacería, las poblaciones de esta especie podrían recuperarse fácilmente, puesto que su tasa neta de crecimiento se estima por encima de 50% anual.
Con el chigüire llanero (H. h. hidrochaeris) se han desarrollado programas de explotación masiva en las sabanas inundables de Venezuela; según Siso (1987), sus poblaciones muestran una tendencia decreciente muy pronunciada, debido a diversos factores, pero primordialmente a la caza comercial ilegal. Es probable que las poblaciones más afectadas sean aquellas ubicadas en los Llanos Orientales; sin embargo, en aquellas áreas donde son protegidas, su tasa de recuperación es alta, debido a su alto potencial reproductivo.
Cuspa (Cassous unincinctus).

La cuspa, nombre común que se le otorga a esta especie en los Llanos Centrales y Orientales de Venezuela, está incluida en la categoría “Insuficientemente Conocida” en el Libro Rojo de la Fauna de Venezolana. Según Resolución 430 del MARN, se prohíbe la caza de los integrantes de la familia Dasypodidae, razón por la que la cuspa se encuentra virtualmente protegida. Su distribución abarca toda Suramérica, al este de la cordillera andina. Es un especie menos común que otros integrantes de la familia Dasypodidae, pero frecuente en los bosques secos semideciduos y deciduos de los estados Anzoátegui y Monagas.
Igual que el cuspó, este “cachicamo” tiene una apariencia primitiva, característica que podría ser utilizada para llamar la atención y proyectarla como símbolo para la conservación de la fauna silvestre que habita en los bosques secos de los Llanos Centro-Orientales.

Danta o Tapir (Tapirus terrestris).






Este mamífero, el de mayor tamaño en toda el área continental suramericana, está íntimamente asociado, en Venezuela, con la leyenda de María Lionza, reina indígena con poderes espirituales y venerada en la montaña de Sorte (Edo. Yaracuy), quien utilizaba una danta como cabalgadura.
El cuerpo de la danta es macizo y pesado, alcanza los 2 metros de longitud, sin contar una pequeña cola de 8 a 10 cm. de largo y su peso puede superar los 250 kg. Su cabeza es triangular y termina en una nariz movible y alargada que recuerda lejanamente a la de los elefantes. Tiene ojos pequeñios y su capacidad visiva es mediocre; sus extremidades son cortas; las patas anteriores poseen 4 dedos, mientras que las posteriores tienen 3. Su pelaje es corto, de tonos marrones y negros, excepto en la garganta y vientre donde es más clara.
Esta especie se diferencia de otros tapires americanos por poseer unas crines cortas y negras en la parte superior del cuello y nuca. Hay 2 especies más: una en Centro América y otra en los Andes de Colombia, Perú y Ecuador. Otra especie, de color oscuro en la primera mitad del cuerpo y blanco en el resto, vive en la India. La especie andina (Tapirus pinchaque) que varios autores creen que vive también en alguna parte de los Andes venezolanos, es más pequeña, su pelaje es más tupido y oscuro, careciendo de las crines arriba mencionadas.
Los tapires son animales tímidos, nocturnos, solitarios y se alimentan con hierbas, plantas acuáticas y hojas de arbustos y árboles que alcanzan alargando el cuello y utilizando su nariz movible. La acción de alimentarse de hojas de ramas se denominada “ramoneo”; comen, además, frutas y prefieren las de la palma moriche.
En Venezuela podemos encontrar a la danta en las selvas húmedas tropicales de los Estados Bolívar, Amazonas y en el delta del Orinoco. También se encuentra, en cantidades menores, en bosques densos del norte del país, desde el Zulia hasta Miranda.
Generalmente habita cerca de ríos y caños, zambulléndose en ellos y nadando con habilidad. Su enemigo más importante es el jaguar quien se le monta sobre la grupa tratando de morderle el cuello; pero gracias a su fuerza y al grosor de su piel, la danta adulta casi siempre se salva de estos ataques.
La danta es una importante fuente de alimento para las tribus indígenas del sur. Por la abundante y sabrosa carne, estos animales son, también perseguidos por todo tipo de cazadores. Por ello y a causa de la destrucción sistemática d elos bosques, las poblaciones de tapires han disminuido considerablemente y la especie puede llegar a extinguirse.
Muy común y parcialmente Amenazada es una especie restringida a hábitats boscosos primarios de zonas bajas y altos, presente en ocho bioregiones del país. Su tamaño poblacional es muy bajo, siendo su condición Amenazada en el Logo de Maracaibo, Los Andes, Cordillera Central, Cordillera Oriental, Los Llanos y el Sistema Coriano, debido a la caza indiscriminada a la que ha sido sometida y la creciente perturbación y destrucción de los bosques donde vive; al Sur del Orinoco y el Sistema Deltaico su condición natural parece ser más estable. Los depredadores principales de las dantas, además del hombre, incluyen al jaguar (Panthera onca) y el caimán del Orinoco (Crocodylus intermedius). La declinación creciente de las poblaciones de dantas en todo el Neotrópico ha sido atribuida a una variedad de factores, entre los que se mencionan el largo período de gestación, una cría por parto, una fuerte presión de cacería y el aumento de la deforestación. Curiosamente, esta es otra especie que a nivel nacional no se encuentra bajo Protección Especial, mientras que a nivel internacional se encuentra incluida en el Apéndice II de CITES.
Lapa común (Agouti paca).

Es un roedor que alcanza los 80 cm. de longitud, provista de una cola atrofiada, que no supera los 2 cm, y llega a pesar hasta 10 kg.
Su pelaje es de color castaño oscuro y a cada lado del cuerpo se observan 4 hileras de manchas blancas. Sus patas son cortas y todas poseen 5 dedos.
Una característica anatómica peculiar de esta especie es el gran desarrolla de la zona de las mejillas, hecho que hace suponer, a primera vista, que este animal tiene 2 nueces en la boca.
La lapa es estrictamente nocturna y vive generalmente en zonas boscosas densas y altas, en las márgenes de arroyos, quebradas a ríos, en zonas pantanosas o anegadizas, bajas y húmedas o montañosas y templadas. Aparentemente son monógamos y la pareja es territorial.; Se alimenta de frutas y semillas; es un animal sumamente arisco y utiliza cualquier cavidad que encuentra para hacer de ella su refugio. A menudo le roba la madriguera a los cachicamos y de este hecho proviene el refrán que reza “cachicamo trabaja pa’ lapa”.
Ante el peligro, la lapa castañetea con fuerza las dientes y ataca sin miedo y con velocidad; por tales razones no es aconsejable enfrentarse a ella en caso de un encuentro fortuito.
Su período de gestación dura normalmente 118 días y en cada parto nace una sola cría, raramente 2, con los ojos abiertos y cubierta de pelos.
Por la exquisitez de su carne, la lapa es muy perseguida y su número está disminuyendo con celeridad; a ello contribuye, también, la destrucción de las bosques.
Se la considera parcialmente Vulnerable. Especie de hábitats boscosos de zonas bajas y medianamente altas, presente en ocho biorregiones del país. Su tamaño poblacional es bajo, pero llega a ser medio en hábitats óptimos no perturbados, siendo considerada coma Vulnerable en el Lago de Maracaibo, Los Andes, Cordillera Central, Cordillera Oriental, Los Llanos y Sistema Coriano, debido a la cacería intensa a la que ha sido sometida y a la destrucción y fragmentación de los bosques donde vive; al Sur del Orinoco y el Sistema Deltaico esta especie parece encontrarse en condiciones relativamente estables. Se trata de una especie muy apreciada por la calidad de su carne tanto por indígenas como campesinos, llegando a ser ilegalmente vendida en restaurantes de algunas ciudades del país.

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